LA IGLESIA
CATÓLICA
La iglesia católica del Perú del S. XXI, no aparece como
una institución moralizadora en estos momentos de caos social, una transversalidad
de la corrupción, que ha tocado a todas las instituciones, es extraño que nuestra
madre Iglesia no aportante a las soluciones; todo lo contrario - sumisión. Creo tener esta visión de iglesia porque me
tocó vivir mi juventud entre los años mozos de la iglesia, misionera y
misional, con una catequesis de los pueblos jóvenes, urbanizaciones,
asentamientos humanos en las grandes ciudades.
En provincias con catequistas rurales, grupos de jóvenes rurales,
preparación de la vida cristiana campesina, religiosidad popular, donde el cura
llegaba a las familias y no al revés, las misiones comunales rurales de mensaje
de vida, esperanza, comunión, cercanía de Dios a los más pobres. De eso hoy no hay ni viejos escritos.
Parece que hemos vuelto a la edad media, donde como
iglesia aparece preocupándose más por la salvación del “alma”, una vida
celestial, el espíritu; haciendo siameses entre el “pecado” y la corrupción,
poniendo en las manos de Dios los delitos cometidos por los funcionarios,
gobernantes – autoridades sometidas por el germen de la corrupción – robo a
escala mayor. Desgraciadamente el pecado no tiene castigo alguno terrenal y
estos hombres del vicio de robar dado que el dinero de los ciudadanos está en
sus manos, estan inmunes o tal vez absueltos por una mera confesión ante el
vicario de cristo tal cual medievalismo.
Brutalidad y absurdez o mero funcionalismo para formar
parte del sistema corroído por la bajeza del robo a escala mayor, NO HAY UNA INSTITUCIÓN MORALIZADORA en los tiempos
en los que vive el Perú. Nuestra madre
Iglesia católica, sumisa cual secta religiosa con preocupaciones mayores como
la oración, la confesión, las penitencias terrenas de sus propios miembros, menos
asumiendo retos como moralizar y hacer de la sociedad un pueblo ético y
moralmente vivo. Esperando que el pueblo pecador se volqué a los templos
sangrados para recibir perdón y santidad – Fatal para una sociedad que está por
encima de meros arrepentimientos y corregimientos personalizados – producto de
un tocamiento de su corazón por la presencia espiritual. ¡Esto no va a
ocurrir! … literalmente…. Jamás. Tal vez si miramos desde otra óptica a
nuestra sociedad, y…. como dijera el papa
Francisco los pastores van tras las ovejas perdidas, porque nunca las
ovejas perdidas volverán tras el pastor, menos a someterse al corral para ser
adoctrinadas como en tiempos medievales. Hoy la información fluye tan veloz que
escapa al control humano – moral.
Creo que si tuviéramos una iglesia de apertura, de
avanzada donde las preocupaciones fueran la gente, el ser humano, la sociedad
los pueblos olvidados, la juventud, los niños, las escuelas y colegios, las
comunidades campesinas, los pueblos andinos, los rincones de donde surgen los
elementos poco deseados en la sociedad,
estos hombres y mujeres que su vida es hacer el mal, tuviéramos menos problemas
sociales, menos delincuentes, y la segura posibilidad que la corrupción fuera
menor. Existiera personas con autoridad
moral para reprender a la sociedad, autoridad para corregir y hacer un juicio
moral, un seguimiento que es lo que está fallando en nuestra sociedad, de
seguro es la FAMILIA. Pero nadie trabaja
por las familias, poco preparadas para criar, educar a los hijos. (Donde esta lo que antes se conocía como
catequesis familiar) y si lo hay que falla, no se llega a donde se debería, la
metodología y temario no son los adecuados y oportunos para el contexto
actual?, ¿dónde vamos mirando como grupo moral?, porque la iglesia se preocupa
más por la salvación de las almas, por el purgatorio, las confesiones y las
limosnas, que los fieles se preparen para alcanzar el cielo mediante la
penitencia, ES UNA IGLESIA SACRAMENTAL DE TEMPLOS SAGRADOS, donde los pecadores
no tienen cabida, entonces a quienes les
dejamos todos los espacios sociales que se
atendía con formación y preparación e incluso sacramental; antes se
buscaba jóvenes para prepararlo para los sacramentos, hoy solo los muy “preparados”
y selectivamente adoctrinados pueden acceder a estos “santos” sacramentos. No podemos pedir santísimas actitudes en el
siglo de la tecnología y la información que fluye con más velocidad que el “espíritu
santo”. En s. XXI la iglesia no puede
haberse convertido en una secta doctrinaria y de adoctrinamiento, hoy se
necesita el trabajo social y moralizador de un ente rector como lo ha sido la
iglesia católica de otros tiempos.
Como en una noticia televisiva se afirma, que los jóvenes
que ven a sus “ídolos – héroes” fumar en la pantalla, insultar, agredir, poner
apodos, entre otros tienen 16 veces más probabilidades de ser imitadores,
copiones, burlones y fumadores. O sea,
que la motivación personal puede ser dirigida y los vicios y desviaciones,
pueden ser enseñados y peor aún, potencializados desde los medios masivos.